“Little Girl Blue” es mucho más que una historia romántica. Es una novela sobre
el sentido de la vida, sobre cómo el conformismo y el vacío del alma terminan
generando insatisfacción, frustración e infelicidad. Pero sobre todo, es también
una historia de esperanza para Iván, un joven de treinta años, que a punto de
establecerse como contable en una empresa, vive acomodado con sus padres y en
una relación vacía y sin futuro con Mónica. Hasta que toda su realidad se
tambalea al caer enfermo y conocer a su pequeña chica de azul…
La
trama, desarrollada a lo largo de 26 capítulos que transcurren en una sola
semana, alterna la realidad y los sueños del protagonista, presentando así la
dualidad entre la vida y los anhelos. El autor muestra una radiografía perfecta
de la vida de Iván, consiguiendo que el lector se sensibilice con el momento
vital que atraviesa.
Es una novela redonda, donde incluso los detalles más extravagantes tienen un sentido. Sin embargo, cuando parece que el círculo narrativo se cierra y se puede intuir cómo nuestro sufridor personaje ha reconducido su existencia, el autor abre el final y nos hace dudar de la continuidad del mismo; incertidumbre que transmite a modo de escena teatral, pero que no deja de ser un rasgo realista de la novela, ya que ¿hay algo más realista que la incertidumbre del futuro?
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